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Rodando 211 km por la Sierra Madre

(7 noviembre 2010).-

Soy testigo de las tendencias a nivel mundial de las travesías de ciclismo y de trekking o trote, así como de las caminatas, que cada vez tienen más seguidores que buscan rutas más largas y desafiantes.

Al profundizar en estos retos a principios del presente año, se me ocurrió la idea de organizar ultrasalidas de ciclismo en sus modalidades de ruta y de montaña con un doble objetivo: que los participantes vencieran retos dignos de contárselos a sus nietos y que conocieran las bellezas naturales que nos ofrecen Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

A estas ultraexpediciones las bauticé como Forrest Gump Sobre Ruedas y tienen como único requisito que en la modalidad de ciclismo de montaña se cubran más de 150 kilómetros y en la de ruta la distancia supere los 250 kilómetros.

Estas distancias son sumamente ambiciosas, e implican estar sobre la bicicleta desde el amanecer hasta entrada la noche, una acción extraordinaria, lo que nos hizo recordar a Forrest Gump, quien no se ponía límites.

Por razones de seguridad no se había realizado la primera aventura, hasta que decidí, con un grupo de amigos, llevar a cabo el primer Forrest Gump en la Sierra Madre Oriental.

El éxito fue rotundo y nos llevó a planear el segundo Forrest Gump en la modalidad de ciclismo de montaña y con una ruta que se antojaba imposible, y es la que veremos en este desafío.

En otros artículos anteriores hemos hablado de los famosos cruces de la Sierra Madre Oriental, trayectos que unen las planicies de Coahuila con las zonas áridas de Nuevo León, pasando por los bosques y climas templados que nos ofrecen las altas montañas.

Marco y Yolanda en el camino rumbo a Cienega del Toro

Para este segundo recorrido se diseñó uno de los cruces más largos de la sierra y que parte en dirección noroeste-sureste desde el libramiento de cuota que va de Saltillo o Monterrey rumbo a Matehuala, a la altura del Municipio de Arteaga, en Coahuila, justo antes de entrar a la zona de Los Chorros y teniendo como meta y destino final el Bioparque Estrella en Montemorelos.

Como puntos intermedios más importantes se encuentran La Carbonera, El Tunal, Escobedo, San Antonio de las Alazanas, Ciénega del Toro, Los Mimbres, Galeana y Rayones.

Conviene resaltar que más de un tercio del recorrido es en el Municipio de Galeana, el más grande de Nuevo León, ya que éste se atraviesa longitudinalmente.

El cálculo inicial de distancia total fue de 180 kilómetros, pero la realidad nos tenía reservada una grande y extenuante sorpresa.

No es fácil reunir un grupo de atletas extremos para llevar a cabo este tipo de empresas, y en esta ocasión los posibles candidatos fueron el grupo de amigos que viajarán a la famosa carrera de La Ruta de los Conquistadores, en Costa Rica, integrado por Marco Leal, Fidel Garza, Fernando Salazar y Rodrigo González, añadiéndose al equipo Yolanda Saro, que preparaba su incursión en el ultramaratón del Ideario Pentatlónico.

A última hora el grupo se redujo a Marco, Yolanda y yo, y para aumentar las posibilidades de éxito, la logística del vehículo de apoyo y la mecánica correría a cargo del ciclista veterano de estas lides Mario Puga.

A las 6:00 de la mañana nos encontramos en nuestro punto de reunión en San Pedro para enfilarnos hacia el Municipio de Arteaga, donde un par de horas más tarde dábamos comienzo a la aventura.

La altura de inicio fue de mil 783 metros sobre el nivel del mar y la temperatura rondaba los 10 grados. Nos dirigimos a La Carbonera para de ahí iniciar el ascenso al Tunal, donde el puerto a librar tiene una altura de 2 mil 500 msnm.

Después del difícil ascenso, vino un vertiginoso descenso hacia el valle de Los Lirios, para de ahí superar el pequeño puerto de Los Andes, y de nuevo descender hacia Escobedo, pequeña comunidad que nos entroncaría con la carretera a San Antonio de las Alazanas.

Puente de Dios en Galeana

De San Antonio parte la nueva carretera hacia Ciénega del Toro, asfaltada sólo 15 kilómetros. Ya en la terracería el panorama se vuelve muy escénico y agradable. Entre fértiles valles rodeados por altas montañas se llega a Ciénega del Toro.

En nuestra travesía decidimos, después de cuatro horas de pedalear, hacer la "comida fuerte del día" en estos valles. Llevábamos cerca de 60 kilómetros recorridos.

En Ciénega del Toro el camino marca una tendencia de ascenso notoria que culmina con el puerto de los Mimbres a 2 mil 540 msnm.

A partir de ahí viene un descenso muy temerario donde se alcanzan velocidades de más de 60 kilómetros por hora, para entrar a la zona de columpios donde se pone a prueba la voluntad, ya que las piernas están ya muy trabajadas con más de 2 mil metros de ascenso acumulado y más de 100 kilómetros recorridos.

En el último columpio se inicia el descenso a la comunidad 18 de Marzo, en las faldas del Cerro El Potosí, el más alto de la región con 3 mil 718 msnm. De aquí se continúa en bajada hasta Galeana.

Llegar a Galeana fue una recarga de inspiración: 144 kilómetros recorridos. El reloj marcaba las 5:00 de la tarde y decidimos comer algo y rápidamente atacar la montaña del Puente de Dios, de Galeana, ya que pronto caería la noche.

Rodar en bicicleta de montaña por la brecha de Galeana a Rayones es todo un manjar, eso provocó que tal vez se nos olvidaran la fatiga y el dolor, así que recorrimos estos casi 30 kilómetros con gran motivación y logramos llegar a Rayones al caer la tarde.

Ya con lámparas y entrada la noche atacamos el ascenso hacia el Puerto la Mora y, para nuestra sorpresa, la adrenalina estaba al máximo y lo subimos muy motivados, ya que pronto romperíamos la barrera de los 200 kilómetros, una muy grata noticia.

El último descenso fue de mero trámite, el frío arreciaba, pero íbamos bien preparados. Decidimos culminar la aventura en el Bioparque Estrella donde el gps marcó 211 kilómetros y 2 mil 500 metros de ascenso.

Habíamos terminado el mayor recorrido de nuestras vidas de un solo día después de más de 13 horas de interminables pedaleadas.

Recordamos aquel refrán romano que dice: "Fueron, y como no sabían que era imposible, lo hicieron", que reflejaba nuestro sentir; pero el consenso era ir en un futuro no muy lejano por más, y por qué no, si el desafío nunca termina.